miércoles, 2 de marzo de 2011

ENREDADERA


ENREDADERA






No sólo una cara bonita

La hiedra no sólo da una apariencia muy agradable, sino que tiene también ventajas dignas de tomarse en cuenta.
En lugares cálidos, donde el sol eleva la temperatura de los muros y hace que parezca que habitamos el interior de un horno, la enredadera propiciaría una capa aislante de aire termoestable y atajaría la llegada directa de la radiación. Sin duda contaría con temperaturas más frescas dentro de las habitaciones.
Estas plantas de follaje abundante, además, atrapan una gran cantidad de partículas sólidas como el polvo. También se estimularía la producción de oxígeno como sucede en los bosques y zonas arboladas. Un pulmoncito adornando su hogar, ni más ni menos.


La hiedra es una planta trepadora que puede crecer cubriendo el suelo o, con más frecuencia, aferrándose con sus raicillas y muros a árboles y trepar hasta 15 ó 20 metros de altura (según algunos autores, hasta 50 metros). Las flores son pequeñas, poco vistosas, de color verdoso y con 5 pétalos, y están dispuestas en racimos. Las hojas adoptan formas muy variadas, desde ovaladas o elípticas cerca del racimo, hasta triangulares y con 3 ó 5 lóbulos. Los frutos son bayas de color verde cuando están inmaduras y negro cuando han madurado. Dentro tienen entre 4 y 5 semillas.

Pertenece a la familia de las araliáceas. Es una planta perennifolia trepadora que se extiende por los soportes sosteniéndose por sí misma. Puede alcanzar 15 metros y hasta más, siendo muy longeva. Es leñosa, de tallos nudosos y gruesos, que se fijan a los árboles y rocas mediante raíces adventicias. Sus hojas son oscuras, coriáceas y lobuladas y muy variables. En los brotes que reciben el sol directamente, son elípticas y sin lóbulos. En los brotes con sombra están profundas o ligeramente lobuladas. Sus flores brotan al final del verano, son poco vistosas y pequeñas, de color verdoso y con 5 pétalos, agrupadas en racimos.



Riego: las hiedras no deben ser regadas en exceso.-

Luz: las necesidades de luz oscilan entre las distintas variedades aunque suelen situarse entre los 15.000 y 35.000 lux. La incidencia directa de luz solar puede dañar las hojas y blanquearlas, salvo escasas excepciones. H. Helix tolera y se desarrolla en lugares muy oscuros. H. Canariensis necesita luz abundante en todo momento. 


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